La mayoría de las mujeres están en condiciones de amamantar a sus hijos e hijas. Esta práctica permite estrechar los lazos de cariño entre la mamá y el bebé.
Durante la lactancia tu bebé se siente querida, con la lactancia tienes una oportunidad privilegiada para demostrarle a tu bebé que la quieres y que estás ahí para cuidarla y protegerla, además de entregarle todo el contenido nutricional que necesita.
Tus senos han ido cambiando, están sensibles y la areola se oscurece y aumenta de tamaño para la lactancia. Las venas se hacen más notorias y puedes sentir picazón y puntadas ocasionales.
¿Qué hacer?: Utiliza un sostén que sea firme, cómodo y de algodón, ya que es más suave al contacto de la piel.
Ahora te daremos algunos consejos que pueden ayudarte en esta tarea:
Antes de comenzar, lávate bien las manos y humedece el pezón con la misma leche materna, busca un lugar cómodo y tranquilo, experimenta distintas posiciones, hasta que encuentres la más cómoda para ti y para tu bebé, ten a mano unos cojines; pueden serte útiles para acomodarte o acomodar a tu bebé.
- conversa suavemente con tu bebé.
- comienza con el pecho con el cual terminaste la última vez; con el tiempo sabrás distinguir cuál pecho tienes más lleno.
Pasos a seguir:
- Hazle cariñito en las mejillas a tu bebé, para “despertar” el reflejo de chupar, así abrirá la boca.
- Presenta tu pecho a tu bebé, quien buscará instintivamente el pezón.
- Espera que tu bebé abra la boca e introduce todo tu pezón en ella (debe quedar toda la areola dentro de su boca). Si tu bebé queda prendida solamente del pezón, desliza tu dedo meñique en su boca para que se desprenda con cuidado y vuelve a intentarlo.
- Deja que tu bebé mame durante unos 10 minutos por pecho o algo más si fuera necesario, recuerda que cada bebé tiene su ritmo y que el tiempo puede ser variable, incluso entre cada mamada.
- Cuando termine, retira el pecho suavemente para no lastimarte. Sácale los “chanchitos” antes de pasar al otro pecho.
Recuerda papá
Es importante que participes siempre que puedas en los momentos en que se amamanta a tu bebé. Podrás establecer un mayor lazo afectivo con ella y con la mamá.
¿Cómo hacerlo? Sacándole los “chanchitos” entre cada toma, mudándola después de que termine de mamar, cambiándole la ropa si es necesario… ¡Todos los momentos cotidianos son oportunidades de fortalecer el vínculo afectivo con tu bebé!